Homenaje a Sinatra

Francis Albert Sinatra, apodado Frank, no nació en las circunstancias más propicias. El 12 de diciembre de 2015, Dolly Garavarante dio a luz a su hijo en un parto complicado; la comadrona tuvo que usar fórceps, que perforaron el tímpano de Sinatra y causaron lesiones y cicatrices en su cara y cuello. Este niño, que se consagraría a la eternidad como «La voz», no fue bautizado hasta meses más tarde, ya que su supervivencia no estaba clara durante los primeros días. ¡Pero sobrevivió para comerse el mundo!

El chico creció y, a pesar de que su madre lo colmaba de atenciones, se convirtió en un adolescente rebelde: «el canalla de los ojos azules» perdió totalmente el interés por los estudios y se lo puso muy difícil a su madre. Lo único que le importaba era la música. Desarrolló pasión por ella después de que su tío le regalara un ukelele por su 15.º cumpleaños. Incluso imitó a su ídolo Bing Crosby usando una réplica de su famosa pipa. Tras discutir con él y suplicarle que reconsiderara su deseo de construir un futuro en la industria musical, Dolly acabó por rendirse e incluso le regaló un equipo de sonido. Este equipo de sonido permitió a Sinatra negociar con clubs como el «Hoboken»: lo alquilaba a cambio de poder cantar en su escenario. Este equipo también le permitió hacerse un hueco en el cuarteto vocal del club, llamado «The Hoboken Four». Con su voz acaparando cada vez más atención, Frank abandonó el cuarteto para trazar su propio camino. Tras trabajar para la big band de Harry James, se unió a Tommy Dorsey y su orquesta. Fue en este momento cuando su éxito estalló y destronó a su antiguo ídolo, Bing Crosby.

Al poco tiempo, Sinatra se separó de su tropa y continuó su trayectoria junto al representante George Evans, el genio responsable de Sinatramania. Si la agitación y la popularidad ya eran bastante reales para el joven cantante, aún se amplificó más gracias a su representante, de quien se dice que contrató a groupies y les pagó cinco dólares para que gritaran extasiadas cuando Frank saliera a al escenario, la oportunidad perfecta para que periodistas y fotógrafos crearan expectación.

Su repentina notoriedad le abrió las puertas de Hollywood y no dudo en atravesarlas con paso firme. Se unió a la plantilla de la MGM junto a estrellas del calibre Ingrid Bergman, Humphrey Bogart y Gary Cooper. Su ascenso a la fama fue meteórico gracias a sus continuos papeles protagonistas en la gran pantalla y a su venta de discos, que ya alcanzaba los 10 millones al año.

No obstante, en los años 50, su reputación se empañó debido a decisiones políticas izquierdistas que los conservadores criticaban duramente y a sus dudosas relaciones con la mafia. Pero consiguió repuntar en 1954 al ganar un Oscar por su interpretación en la película De aquí a la eternidad. Su éxito se afianzó aún más con clásicos como: Come Fly With Me, I've Got You Under My Skin, That's Life, My Way, The Way You Look Tonight, Strangers in The Night y Fly Me To The Moon.

A principios de los 70 anunció su retirada de la música para volver a ponerse el sombrero pocos años después. En 1980 volvió a reivindicarse como «La voz» al grabar Mack the Knife. La siguiente década se caracterizó mayoritariamente por sus duetos con Aretha Franklin, Bono y Willie Nelson (sin olvidar el famoso dúo que formó con su hija y cantante Nancy para interpretar Something Stupid). En 1994, Frank ofreció su último concierto en Fukuika, Japón. Cuatro años más tarde, a la edad de 82 años, Frank Sinatra falleció, dejando a su paso una carrera artística que había alcanzado cimas insospechadas.

Publicada el: 30 de noviembre de 2015